sábado, 21 de abril de 2018

Gertrudis Gómez de Avellaneda IV


7 de marzo de 1858
Tras un largo periodo de depresión, conseguí alzar el vuelo de nuevo y seguir adelante con mi vida. Sin embargo, parece que la desgracia me persigue, pues, cuando ya estaba casi recuperada, mi mejor amigo murió. Esto generó un fuerte sentimiento de abatimiento y tristeza en mí, aunque no tanto como el producido por las pasadas pérdidas.
A pesar de todo, el dolor que he experimentado tiene algo bueno: me ha enseñado que el tiempo se escapa de nuestras manos sin que nos demos cuenta, que hay que aprovechar al máximo todas las oportunidades que se nos presentan y que no hay que esperar sentado a que te caigan del cielo, sino que hay que trabajar duro y salir a buscarlas sin tener miedo al fracaso.
Gracias a mi nueva filosofía de vida, el episodio que os contaré a continuación, más que afectarme negativamente, me hizo reflexionar.
Mis obras se habían hecho muy famosas y agradaban tanto a la crítica literaria como al público, por lo que decidí ir un paso más allá presentando mi candidatura a la Real Academia Española. Pero una vez más mi condición de mujer supuso un impedimento en mi carrera y, a pesar de mi buena reputación, el puesto fue ocupado por un hombre.
Después de lo ocurrido me paré a pensar sobre la situación de la mujer en la sociedad y me di cuenta de que no comprendo cómo el mundo puede estar avanzando tanto en algunos aspectos, mientras sigue con una mentalidad tan atrasada. Me asombra que la clase social que farda de ser intelectual y liberal sea, a su vez, tan machista y tan retrógrada. Y lo peor es que son el modelo a seguir de la población, que siendo analfabeta e inculta se queda absorta mirando a ese grupo de pedantes infames, para luego cumplir a rajatabla todos sus dictámenes como si de órdenes divinas se tratase.
La verdad es que a veces pienso que no soy de esta época, otras, simplemente pienso que estoy un poco loca, no lo sé… Lo que sí tengo claro es que yo seguiré luchando para que en el futuro la mujer ocupe el mismo lugar que el hombre en la sociedad y para que ambos tengan los mismos derechos y oportunidades. 
Mientras lucho por esta causa, me consuelo pensando que al menos hemos hecho algunos progresos y que ahora se me valora mucho más que cuando empecé mi carrera. Baltasar, mi última producción, ha sido la más exitosa de mi carrera y las opiniones del público y el apoyo de mis amigos me han ayudado a seguir adelante con mi carrera como escritora y poeta.

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