sábado, 21 de abril de 2018

Carmen de Burgos I


 23 de agosto de 1932


 Hoy me paro a pensar, a mirar al pasado y a ver si he conseguido cumplir con eso que cuando era joven me prometí. Al recordarlo y darme cuenta de lo que he conseguido, de todo lo que he logrado, de la gran cantidad de artículos y libros publicados, me invade la emoción, el orgullo y la felicidad.

 Antes de hablar de mi obra y de mi trayectoria profesional, me gustaría contar cómo fueron mis comienzos en el mundo de la literatura y el periodismo; y no solo eso, también me gustaría hablar de cómo fue mi vida.

 Nací en Almería un 20 de diciembre de 1867. He de decir que no me gustaba que la gente supiera cuál es mi fecha de nacimiento y a veces la ocultaba para que no fuera pública, sobre todo cuando empecé a ser más conocida por los lectores.

 Soy hija de José de Burgos y Cañizares y de Nicasia Seguí y Nieto. Mi infancia se desarrolló en Rodalquilar, en La Unión, en el cortijo perteneciente a mi familia, y ya desde pequeña me empecé a interesar mucho por la literatura. Soñaba con llegar a escribir mis propios libros. De adolescente me trasladé a la capital, para así poder adquirir una mejor formación.

 Me casé joven con Arturo Álvarez Bustos, con quien tuve cuatro hijos de los cuales solamente sobrevivió mi hija María. Esto es algo que nunca poder superar, nunca podrá pasar ni un solo día sin que piense en lo que habrían llegado a ser. Jamás olvidaré esas risas inocentes, esas miradas con las que solo un hijo pude mirar a su madre y, desde que mi vida se rompió, no habrá llanto o risa de un niño que no me estremezca y duela como si ayer mismo hubiese sido la última vez que oí sus voces. Esto supuso un golpe muy duro para mí, pero poco a poco conseguí afrontarlo mejor. 
Estando casada con Arturo, comencé a colaborar en su periódico: Almería Bufa.

Pero no pude ser feliz en mi matrimonio. Descubrí que mi marido me engañaba y eso hizo que comenzara a estudiar para conseguir llegar a ser profesora y marcharme con mi hija María, que por aquel entonces tenía cuatro años, a la capital.

 Me instalé en la bulliciosa ciudad en 1901, en casa de un tío mío. Poco después comencé a sentirme atraída por el ambiente cultural y literario de Madrid, además empecé a tener la necesidad de escribir, pero de esto ya os hablaré más adelante.

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