sábado, 21 de abril de 2018

Carmen de Burgos III


10 de septiembre de 1932 

Después de haber llegado a Madrid y de haber conseguido tener un nombre conocido como “Colombine”, dentro de la prensa, en 1909 se llevó  a cabo uno de mis sueños, por fin publiqué una novela,  ​Los Inadaptados. Aún recuerdo la emoción que sentí cuando pude ver el primer ejemplar. Me di cuenta de lo que había conseguido: por fin publicaba un libro, algo que a veces me llevó a pensar que sería imposible en aquel momento. 

Más tarde tuve la oportunidad, gracias a una beca, de poder recorrer distintos lugares de Europa, algo que me entusiasmó porque siempre he sentido la necesidad de viajar y conocer lugares. Además soy una mujer inquieta que necesita tener algún proyecto entre manos y qué mejor proyecto en aquel momento que viajar, conocer lugares y gente que me sirviera de inspiración para escribir. Eso ocurrió poco después de estos viajes: publiqué varios artículos en la revista ​El heraldo de Madridcon los que luego ese mismo año  pude publicar un libro que recogiera todos estos artículos titulado ​Por Europa. 
​Además, estos viajes me sirvieron también como inspiración para publicar más adelante otros libros como ​Cartas sin destinatario, Peregrinaciones, o ​ Mis viajes por Europa.  

Y, gracias a estas becas, pude ir a Nápoles, tierra en la que está enterrado uno de mis escritores favoritos: Giacomo Leopardi. Tuve la oportunidad estando en Italia de recorrer cada uno de los lugares donde Leopardi había estado y de conocer su obra, tanto que llegué a publicar su biografía y un estudio de su obra que también traduje. 

Pero, después de haber publicado ya varias obras, de los que iré hablando más adelante, aún había una cosa que no podía hacer y es que no me permitían participar con otros escritores en las reuniones que se hacían en los distintos cafés de Madrid,  así que decidí no aceptar un no por respuesta y terminé por fundar mi propia tertulia con otros escritores y escritoras que terminé llamando El Salón de “Colombine”, que alcanzó gran popularidad entre los intelectuales de la época. Además fue el lugar en el que conocí a Ramón Gómez de la Serna , hombre del que me enamoré y con el que mantuve durante varios años una relación amorosa, de la que ya os hablaré más adelante.

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