sábado, 21 de abril de 2018

Gertrudis Gómez de Avellaneda I


                                                                                                 10 de julio de 1939

Empiezo este diario con la esperanza de que las generaciones futuras me conozcan y sirva de ayuda y referente para muchas mujeres luchadoras. 

Mi nombre es Gertrudis Gómez de Avellaneda, pero escribo bajo el seudónimo de "La Peregrina", ya que el hecho de ser escritora y mujer no está bien visto en esta época, el Romanticismo. 

Lo primero que debéis saber es que nací el 23 de marzo de 1814, en Santa María de Puerto Príncipe, en Cuba. Viví una infancia feliz junto a mis padres y gocé de una buena educación leyendo autores como Byron o Víctor Hugo, que ahora me sirven de referente a la hora de escribir.

Con 20 años me trasladé a Santiago de Cuba por mis problemas de salud. Mis padres insistieron en que me casase, pero yo me negué y, tras muchas luchas, conseguí que se cancelase el matrimonio que me habían concertado.

A los 22 años, muy a mi pesar, me mudé a España acompañada de mis padres. Durante el viaje escribí un soneto, Al partir, donde traté de plasmar mi sufrimiento, no solo por dejar mi hogar atrás, sino también por la mala relación que tengo ahora con mis abuelos, los que tanto me cuidaron cuando era pequeña y de los que tantos recuerdos buenos conservo. Ahora prácticamente no me hablan y ni siquiera vinieron a despedirse de nosotros aun sabiendo que nos marchábamos para no volver, y todo por algo tan insignificante a mis ojos como es el matrimonio concertado que me negué a aceptar.

Cuando regresé a España, me dirigí a la Coruña, donde lo que quizá tenga más importancia es que mantuve una relación con el hijo de un capitán. Era alto, corpulento, muy apuesto, pero en cuanto a la personalidad yo diría que demasiado clásico. No duramos mucho juntos porque no le parecía bien que me dedicase a la poesía y a menudo discutíamos sobre este asunto, hasta que después de unos meses terminamos de una forma poco amigable, pero no demasiado dolorosa, al menos en lo que a mí respecta.

Ahora resido en Sevilla y escribo versos para el periódico La Aureola de Cádiz y para El Cisne de Sevilla. He conocido a un muchacho encantador. Se llama Ignacio Cepeda y es estudiante de Leyes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario